La construcción del puerto de El Musel es fruto del impulso industrializador desarrollado a partir del segundo cuarto del siglo XIX en Asturias, basado en la siderurgia y esencialmente en la explotación de la hulla en las cuencas centrales de la región. Estas dos actividades industriales se potenciarían desde sus inicios de la mano de banqueros y técnicos nacionales y fundamentalmente extranjeros. Nombres como Alejandro Aguado, Pedro Duro Benito, Policarpo Herrero Vázquez, José Tartiere Lenegre, Luis Belaunde Costa, Numa Guihou, Adriane Paillette, Guillermo Schulz, Luis Adaro Magro, Jerónimo Ibrán Mulá, Isidoro Clausel de Coussergues, son algunas de las personas más representativas de un amplio grupo de industriales y técnicos, verdaderos artífices de la industrialización asturiana. La implantación de estas industrias a su vez impulsaría el progreso del comercio, el crecimiento de los principales centros urbanos y la adaptación de nuevas vías de comunicación por medio de carreteras, ferrocarriles y puertos, introduciendo en la región un sistema de producción capitalista frente a la economía agraria tradicional.
Desde los años cuarenta del siglo XIX el desarrollo minero-industrial pondría de manifiesto tanto el deficiente estado de caminos y carreteras como la insuficiencia de las instalaciones portuarias asturianas. La accidentada orografía regional dificultaba la comunicación con la Meseta, tanto por carretera como por ferrocarril (hasta 1884 no entraría en servicio la línea Gijón-Oviedo-León por el puerto de Pajares), siendo la vía marítima la única capacitada para dar salida con garantía a los nuevos productos industriales, planteándose por ello la necesidad de un gran puerto comercial en la zona central debido a la proximidad de las minas y fábricas. En aquel entonces, el puerto de Gijón consistía en una pequeña dársena que se quedaba en seco en las bajamares, totalmente insuficiente para atender las demandas de la nueva situación económica. Se sucederían entonces varios proyectos de reforma y ampliación, como los presentados por el ingeniero francés Eugene Flachat (1848-1850), o el de José Elduayen, (aprobado en 1853), ingeniero que había proyectado el Ferrocarril de Langreo, que a partir de 1857 conduciría la producción carbonera de la cuenca del Nalón hasta los muelles locales de Gijón, completando la comunicación entre Sama y Gijón iniciada con la construcción de la carretera carbonera entre 1838 y 1842. Otro de los proyectos redactados sería el realizado por Pedro Antonio de Mesa en 1856, del que se llegaría a ejecutar la parte correspondiente al dique exterior de Santa Catalina o de Lequerica, concluido en 1864, con lo que se permitió a los buques estar al abrigo de los temporales mientras esperaban turno para cargar las mercancías. Todavía en las décadas finales del siglo se aprobaban los proyectos de ensanche de los muelles del Bombé (hoy calle Claudio Alvargonzález) y Santa Catalina, que tras continuos retrasos no se llegarían a ejecutar hasta los primeros años del nuevo siglo.
La creciente demanda de infraestructuras portuarias y la falta de medios de los organismos públicos propiciarían la intervención de la iniciativa privada en la ampliación, construcción y explotación del puerto Local de Gijón. Así en 1870 se otorgaba a Anselmo Cifuentes la concesión para construir el muelle Victoria o muellín(donde se ubica el edificio de la antigua rula), y en 1879 se constituía la Sociedad del Fomento de Gijón que llevaría a cabo la construcción y explotación de los muelles y dársenas de su nombre. Por otro lado, el incremento de los tráficos y flotas carboneros supondría también el establecimiento de talleres de reparación y construcción naval, con la instalación en 1888 en la playa del Natahoyo del primer astillero industrial gijonés, el dique seco de la sociedad Cifuentes, Stoldtz y Cía. donde hoy se ubica Naval Gijón.
Toda esa intensa actividad vino a constatar y poner de manifiesto la urgencia de habilitar mayores instalaciones que permitiesen unos muelles y unas áreas de servicio acordes al intenso tráfico portuario existente. Las carencias, dejaban así la puerta abierta a nuevas alternativas o soluciones.
Trazando el futuro del Puerto de Gijón
Los puertos comerciales son instrumentos claves para el desarrollo de la economía productiva de un área y elemento estratégico de la cadena logística. La competitividad empresarial depende, cada vez más, de unos puertos eficaces, bien integrados, que permitan a las compañías abordar con éxito los retos y las oportunidades de una economía globalizada, empujada a la necesaria captación de mercados internacionales, a la continua rebaja de costes y a la mejora de la calidad.
En este marco, el Puerto de Gijón -líder nacional en movimiento de graneles sólidos- ha vivido en los últimos años una profunda renovación, liderando la adopción de los más modernos sistemas de planificación y gestión estratégica del Sistema Portuario Español. Los citados modelos, unidos a las obras en marcha en El Musel -que duplicarán la superficie del puerto industrial y energético de Asturias- permiten que afrontemos las próximas décadas con retos apasionantes.
El Puerto de Gijón ampliado reforzará su papel de pieza clave del desarrollo económico e industrial de la región, tanto por su dimensión como por la creación de nuevas terminales y la captación de tráficos, que suponen una oportunidad de negocio para los empresarios de Asturias y de su hinterland.
El Puerto de Gijón promovoerá con la Ampliación su posicionamiento como gran puerto del noroeste peninsular. Nuestra centralidad en la cornisa Cantábrica, en la zona sur del Arco Atlántico, unida al nuevo dimensionamiento de El Musel nos convierten en una clara oportunidad de negocio para el empresariado que realice o estudie realizar movimientos import-export de cualquier mercancía.
Además, el futuro de El Musel no termina en nuestras fronteras regionales. El Puerto de Gijón está llamado a ampliar su vinculación con el hinterland y, en particular, como salida natural de numerosas empresas de Castilla y León. Todo ello en un marco de colaboración institucional, que evidencia el acuerdo formalizado con la Junta de Castilla y León para el desarrollo de su red logística (CyLOG), así como los convenios de colaboración suscritos con las Cámaras de Comercio de León, Zamora y Valladolid.
El Puerto de Gijón está conectado con los principales puertos de los cinco continentes. La apertura y consolidación de cinco líneas regulares de contenedores han atraído hasta El Musel a navieras internacionales que nos conectan con más de 200 puertos de todo el mundo. Esta realidad supone un interesante punto de partida para incrementar en los próximos años nuestra oferta de servicios empresariales.
Además, se aportan soluciones logísticas en el Atlántico europeo. Nuestro compromiso con la Política Marítima Europea es especialmente visible. Así, en la última década hemos participado en 25 proyectos y programas europeos, liderando la participación del Sistema Portuario Español. Esa cooperación de la Autoridad Portuaria de Gijón en asuntos comunitarios le ha permitido participar en diversos foros relacionados con aspectos marítimos.
El Musel diseña una infraestructura al servicio del empresariado asturiano. Si Asturias -y muy especialmente, Gijón- ha estado siempre vinculada a la mar como forma de vida y de negocio, el nuevo Puerto va a seguir permitiendo que esta realidad histórica se potencie. Nuestra cercanía y crecimiento -tanto en superficie portuaria como industrial- ofrece al conjunto empresarial una oportunidad de aprovisionamiento de materiales y de salida de productos clave para su política de costes y de internacionalización de mercados.
El Puerto se potenciará como herramienta para la competitividad empresarial. Todas las inversiones realizadas, a las que ya se están sumando otras en el entorno portuario -regasificadora, plantas de ciclo combinado, ZALIA, nuevos accesos...-, se están abordando con el objetivo de lograr una infraestructura eficaz y competitiva, generando así riqueza y empleo en la región. Además, durante estos años, toda la Comunidad Portuaria deberá esforzarse en mantener una activa política de acercamiento y profundización en las necesidades de todos los sectores productivos del hinterland.
El Puerto de Gijón, por tanto, modela su papel de motor de la economía asturiana. Actualmente aportamos más del 10% del PIB regional, con más de 3.500 tarjetas de usuarios diarios de las instalaciones portuarias. En los próximos años, estas cifras, sin duda, crecerán. Nuestras proyecciones comerciales y de tráficos -avaladas por consultoras internacionales- muestran que participaremos activamente en el auge del tráfico marítimo de mercancías, que captarán los puertos que sepan dimensionarse y posicionarse adecuadamente. Y el Puerto de Gijón lo está haciendo, porque está estratégicamente comprometido con el futuro de Asturias.
En definitiva, a lo largo de su existencia, El Musel continúa demostrando que es generador de progreso, por lo que el Puerto de Gijón se presenta profesional, competitivo, comprometido, abierto, convirtiéndose en una herramienta empresarial estratégica y en un instrumento clave para el desarrollo de Asturias.
El Puerto de Gijón es el primer puerto granelero del sistema portuario español y mantiene un tráfico anual de 20 millones de toneladas, de los cuales 16 millones son descargados a través de la terminal de graneles sólidos EBHISA. Esta terminal, diseñada en el año 1.992, para descargar un máximo de 12 millones de toneladas, ha ido mejorando sus instalaciones de descarga y sus muelles para poder atender hasta 17 millones de toneladas al año.
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