Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, España, 29 de septiembre de 1916 – Madrid, 28 de abril de 2000) fue un dramaturgo español.
Interesado por la pintura en su juventud, participó en la Guerra Civil Española por el bando republicano, sufriendo cárcel por esta cuestión. A pesar de esto no se rindió, y cuando salió, se concentró en el teatro, al que nunca dejó de imprimir una profunda denuncia social y política, que le valió incluso la imposibilidad de estrenar alguna de sus obras.
Miembro de número de la Real Academia Española en 1971 para ocupar el sillón X. Galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1996 y el Premio Cervantes en 1986.
El tema común que liga toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde un punto de vista social, ético y moral. Los principales problemas que angustian al hombre se apuntan ya en su primera obra, En la ardiente oscuridad, y continúan en obras posteriores.
La crítica ha clasificado su obra en teatro simbolista, teatro de crítica social y dramas históricos.
1. Teatro simbolista. En la ardiente oscuridad representa el crudo enfrentamiento con una realidad que no puede escamotearse ni disfrazarse. A través de la tara física de la ceguera, Buero simboliza las limitaciones humanas. Así, es símbolo de la imperfección, de la carencia de libertad para comprender el misterio de nuestro ser y de nuestro destino en el mundo. El hombre no es libre porque no puede conocer el misterio que le rodea. El tema del misterio predomina en otras obras, también de corte simbolista: La tejedora de sueños, recreación del mito de Ulises y Penélope; Irene, o el tesoro, análisis del desdoblamiento de la realidad.
2. El criticismo social. Estas obras analizan la sociedad española con todas sus injusticias, mentiras y violencias. Pertenecen a este grupo: Historia de una escalera, Las cartas boca abajo y El tragaluz.
Historia de una escalera, que obtiene en 1949 el premio Lope de Vega, es posiblemente una de las obras más importantes del teatro de esta época por su carácter trágico y por la denuncia de las condiciones sociales de vida. La obra causó gran impacto por su realismo y contenido social. En ella plantea la imposibilidad de algunos individuos de mejorar materialmente debido a la situación social y a la falta de voluntad.
El tragaluz. Esta obra es especialmente interesante, probablemente una de las mejores. Como casi todas las de Buero Vallejo, comienza de manera aparentemente anodina, contando la historia de una familia, pero luego se vuelca hacia un relato el cual, tanto por el fondo como por la forma (y siempre con la sutileza necesaria para esquivar a la censura), constituye un ataque en toda la línea de flotación al franquismo y a su obsesión por influir nuestra visión tanto de la historia pasada como futura. De trama aparentemente simple y lectura muy fácil, sin embargo, en cuanto uno empieza a escarbar encuentra cinco o seis niveles de mensajes, todos potentísimos, y que impactan sobremanera al lector. La única pega: todos esos mensajes, en la época en la cual fue escrita (postrimerías del franquismo), se entendían sin necesidad de decir nada. Hoy, para comprenderlos, muchas veces deben ser contextualizados por analistas literarios.
3.Dramas históricos. En estos dramas, Buero toma los «materiales del pasado histórico (...) como trampolín o espejo y como mina de significaciones cara al presente y como "modelos" en el sentido que la sociología da al vocablo» (Ruiz Ramón). Recuérdese que esto mismo ocurría en Francisco Ayala.
Pertenecen a este grupo Un soñador para un pueblo, Las Meninas, El concierto de San Ovidio y El sueño de la razón.
Un soñador para un pueblo relata el fracaso de un hombre empeñado en mejorar la vida de un pueblo. El protagonista, Esquilache, ha de enfrentarse a todo el sistema, pues la política que pretende imponer no cuenta con el apoyo popular. Pero en realidad, la oposición a su política no procede del mismo pueblo, sino de un tercer poder, que, oculto, mina las mejoras de vida. Al final, Esquilache se sacrifica: renuncia a su cargo y marcha al exilio.
El concierto de San Ovidio, Parábola en tres actos se estrena en 1962. A partir de un grabado que representa el espectáculo de la orquestina de ciegos del Hospicio de los Quince Veintes, realizado en septiembre de 1771, Buero reconstruye un drama en el que aflora lo grotesco, la injusticia y la falta de ética. Los temas son la explotación del hombre por el hombre y la lucha del hombre por su libertad.
El sueño de la razón. La obra se sitúa en el Madrid de 1823, durante la ola de terror desencadenada por Fernando VII en su lucha contra los liberales. El protagonista es: Francisco de Goya. A través de la sordera, que estaba más sordo que una tapia, de este personaje —de nuevo una tara física—, Buero simboliza la incapacidad de algunos para oír el sentido de la realidad.
Entre sus últimos títulos figuran Caimán (1981), Diálogo secreto (1984) y Lázaro en el laberinto (1986).
Falleció en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, a causa de una parada cardio-respiratoria, en abril de 2000, a los 83 años de edad.
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miércoles, 11 de febrero de 2009
BUERO VALLEJO AULA DE PAZ CAMIN DE MIERES HONORIFICO
ACTO DE ENTREGA DEL AULA DE PAZ CAMIN DE MIERES A BUERO VALLEJO
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