Nombre artístico de Juan Menéndez Muñiz, un mito de la tonada (canción asturiana). Nació en el barrio de Oñón de la villa de Mieres el 14 octubre de 1905 en el seno de una familia numerosa de gran tradición musical, falleciendo en Gijón el 13 de septiembre de 2003.
El Almirante, acertado sobrenombre que le puso Ricardo Vázquez Prada (director en tiempos del desaparecido diario ovetense Región), es una de las referencias clásicas de la canción asturiana, junto a Xuaco el de Sama, Los Cuatro Ases (Cuchichi, Miranda, Botón y Claverol) o Ángel el Maragatu, por citar algunos de los más grandes.
Cantante autodidacta dotado de una poderosa voz de barítono, que alabaron artistas de la talla del universal tenor Alfredo Kraus, dominó la canción desde joven, ganando en cuantos concursos competía. Su primera actuación pública tuvo lugar con 12 años. A los 15 era el solista en la cuerda de barítonos de una capilla sacra mierense y a los 19 ingresó en el Orfeón de Mieres, por entonces uno de los más prestigiosos de España, donde estuvo 31 años. Aunque perteneció a otras muchas agrupaciones corales, su mayor gloria la alcanzaría en solitario, convirtiéndose aún en plena juventud en una referencia obligada de la canción asturiana. Incluso fue solicitado para cantar la banda sonora de películas como «Marianela», de Benito Perojo, y prestó su voz para «Bajo las tinieblas de Asturias», filmada en Moreda, localidad perteneciente al municipio/concejo asturiano de Aller.
Como integrante del Orfeón de Mieres, en 1929 tuvo ocasión de cantar en el Palacio Real ante la familia del rey Alfonso XIII, y, con posterioridad, lo hizo en la casa-gerencia de Fábrica de Mieres ante el entonces príncipe y hoy rey Juan Carlos, entonando varias tonadas.
Tras retirarse como cantante, formó parte del jurado de algunos concursos.
Tiene producidas más de 40 canciones en nueve discos. «A la salida del Sella», «Arrea, carretero», «Las cuatro Polas», «Tengo de subir al puerto»... son canciones fundamentales y fuente imprescindible para cualquier aficionado.
Juanín de Mieres «creó un estilo personal afirmado no sólo en su impecable presencia, que cuidaba con esmero (siempre de elegante traje oscuro, acompañado de su inseparable pajarita) como símbolo del respeto que le inspiraba un público que esperaba ansioso su actuación, sino también en su excepcional voz de barítono, de timbre sonoro y robusto con unas cualidades innatas para interpretar la tonada. Poseía Juanín un admirable timbre de voz y una gran valentía en la emisión, tanto en los graves como en los agudos, hechos a los que hay que añadir una cuidada respiración que le permitía prolongar las notas como a muy pocos les estaba permitido hacer» (Luis Alberto Fernández Glez., «Juanín de Mieres, símbolo de asturianía», diario La Nueva España, Oviedo, 15-9-2003).
A su calidad artística sumaba Juanín de Mieres sencillez y nobleza. Recibió numerosos y justificados reconocimientos, como el homenaje que le rindió toda Asturias en el año 1957 con una semana completa de festejos, los títulos de «Mierense del año» 1990 e hijo adoptivo de la ciudad de Oviedo (17 de mayo de 1999), o el escudo de oro del Centro Asturiano de Madrid...; además, Juanín de Mieres da nombre a una calle de Mieres y a otra de Gijón, y se exalta su figura en Oviedo a través de dos monumentales esculturas.
El cartel en Asturias es el protagonista de una espléndida exposición que reúne más de cien carteles, pertenecientes a la colección del Museo del Pueblo de Asturias, y que se puede disfrutar estos días en el Centro Cultural Antiguo Instituto de Gijón. Permítanme que, por su importancia histórica, calidad artística y valor sentimental, destaque el cartel «Asturias rinde homenaje a Juanín de Mieres», del año 1957.
De las muchas distinciones que Juanín de Mieres ha obtenido a lo largo de su vida, del homenaje que guarda su más grato recuerdo fue del que Asturias le rindió en 1957. En el año 2001, Juanín me comentaba: «Me sentí muy satisfecho y siempre me emociono al recordarlo. Fue una semana llena de agasajos. Nunca pude imaginar que tuviese tantos simpatizantes y admiradores. Desde luego, si algo he hecho por Asturias, me siento pagado con creces».
A Juanín de Mieres siempre se le han valorado su humildad y generosidad. Sus amigos y compañeros de profesión distinguían su desinterés para con los demás y el haber estado toda una vida llevando nuestro cancionero en una exaltación constante de la Asturias que le vio nacer. Intérprete de dotes excepcionales, hombre de bien y de sencillas costumbres, reunía en sí cualidades para que el pueblo asturiano se le entregase en un grandioso homenaje.
La idea surgió en Mieres, y el fervor popular se puso en marcha en cuanto la idea salió a la calle. Si Juanín fuese un divo del bel canto de fama universal, el hombre asturiano de la calle no encontraría sitio en el homenaje que a Juanín se le rindiera. Esa emoción extraña de la gente asturiana cuando escucha una tonada de «la tierrina», con gusto y arte, se hizo presente en su homenaje, pues un homenaje a Juanín era un homenaje a la canción asturiana. Y un homenaje a la canción asturiana era un homenaje a Asturias.
En la sala de juntas del Grupo de Empresa de Fábrica de Mieres, S. A., convocados por Ramón Antuña Montoto en la tarde del 22 de noviembre de 1956, tuvo lugar la reunión para la formación de la comisión organizadora del homenaje. El objeto de la convocatoria era rendirle un justo homenaje al cantante. Así pues, Ramón Antuña expuso el proyecto, que había sido sometido con anterioridad a estudio y aprobación de los presidentes honorarios: Manuel Loring Guilhou, Conde de Mieres, y Alfredo Santos Figaredo, y se extendió en la importancia de formar una junta eficiente al frente de la cual debía figurar Felipe Díaz Bustamante, persona vinculada a la vida social de Mieres, gran admirador y amigo del homenajeado. Finalmente, se informó a los convocados de las gestiones realizadas con el presidente de la Asociación de Dibujantes Españoles, Sócrates Quintana, para que se encargase de la ejecución del cartel anunciador, heraldo propagador de la fiesta. La comisión organizadora quedó formada por personas de toda índole social y residentes en diversos lugares de España. Rápidamente se cursaron las debidas invitaciones a todos los mierenses que había desparramados no sólo por el suelo español, sino por todos los países hispanoamericanos.
Consecuencia lógica de todo esto fueron los rápidos y numerosos ofrecimientos de artistas y agrupaciones artísticas que se sumaron al homenaje, mostrando gran interés por tomar parte en los festivales artísticos que se habrían de realizar. Hasta los equipos de fútbol de la provincia ofrecieron su colaboración, por lo que se pensó en montar una competición entre los principales equipos asturianos. Juzgando por toda esta clase de detalles, a buen seguro se habrían de programar varios días para el desenvolvimiento del gran programa deportivo y artístico-social. Mieres se disponía a vivir unas jornadas que se anunciaban como inolvidables.
El 26 de enero se colocaron por toda la población mierense los lujosos carteles murales anunciadores del homenaje. Se enviaron muestras a numerosas poblaciones españolas: León, Ponferrada, Madrid, Torrelavega, Barcelona, y a países como: Cuba, Chile, Uruguay, Argentina, México y Estados Unidos. El cartel, basado en la simplicidad de las tintas rojas y negras, era el desarrollo de un hermoso boceto que Sócrates Quintana había hecho hacía unos años a Juanín en Madrid, ya que el pintor poseía su estudio en el barrio madrileño de Salamanca. El pintor supo plasmar una acertada y brillante interpretación de «un momento» del famoso Juanín, que aparece cantando con su peculiar movimiento bucal. El «Almirante» está en una actitud muy viva y dinámica, en la que destacan la fuerza de la línea en la composición y la sutil utilización de claros y sombras. No podemos olvidarnos del colorido y de la distribución de los rotulados (Asturias rinde homenaje a Juanín de Mieres, «Almirante de la Canción Asturiana», mayo de 1957) de gran valor artístico y pictórico.
El día 16 de mayo volvieron a reunirse los componentes de la comisión. En la sesión se trató la exposición detallada de lo que se había realizado hasta la fecha, así como el estudio de conveniencias y proposiciones generales. Ramón Antuña leyó la lista de los ofrecimientos artísticos que se contaban para montar las funciones que tendrían lugar en el teatro Capitol. También expuso el sistema que habría de regir el torneo relámpago «Juanín de Mieres», en el que intervendrían diferentes equipos asturianos. El secretario se refirió al cierre de actos con un gran banquete popular.
Todo estaba preparado y a punto para las grandes celebraciones. El miércoles 19 de junio, a las siete y media de la tarde y a las once de la noche, en el teatro Capitol tuvieron lugar dos magníficos festivales artísticos en cuya primera función intervinieron: la Orquesta «Luna»; «Cuchichi», de Oviedo; Diamantina, de Mieres; «El Tordín», de Frieres; Amable Fueyo, de La Depata (Mieres); «El Maizu», de Peñarrubia; Veneranda, de Felechosa; José Noriega, de Villaviciosa; Aníbal Menéndez, de La Felguera; Ataúlfo Lada Camblor, de Serrapio; Herminia Muñiz, de Ablaña; El Presi, de Gijón; Víctor Mejido y su hermano David, de Felechosa; Silvino Argüelles, de Santo Emiliano; «Pimpe», de Mieres; José Miranda, de Grado, y Juanín de Mieres. Tras un intermedio amenizado por la Orquesta «Luna», llegó la segunda función con los siguientes participantes: Trío «San Juanín», de Mieres; «Cuarteto Asturiano», de Gijón; Conchita, de Mieres; «El Tordín»; Ochote «Teodoro Cuesta»; «El Maizu»; Noriega; Coro «Santiaguín»; Orfeón de Mieres; Aníbal Menéndez; Ataúlfo Lada Camblor; El Presi y Juanín de Mieres. Al término de cada función el homenajeado, bajo enormes ovaciones, dedicó a sus admiradores algunas de sus mejores creaciones. El espectáculo fue dirigido por el señor Hevia y presentado por el célebre monologuista de Mieres Marcelino Camporro. Fue un éxito tremendo, pues en el escenario del teatro Capitol se dieron cita los mejores cantantes y agrupaciones artísticas del momento.
El 20 de junio, día del Corpus, a las cinco y media de la tarde en el estadio municipal de El Batán se celebró el torneo relámpago de fútbol «Juanín de Mieres», en el que participaron los equipos: Caudal Deportivo de Mieres, Felguera SCP, Unión Deportivo de El Entrego, Real Oviedo CF y Real Gijón CF. Tras las eliminatorias, la final se la disputaron el Real Gijón y la Felguera. En este encuentro resultó vencedor el Real Gijón. Juanín de Mieres entregó la copa al equipo triunfador entre los aplausos de la gran concurrencia.
El domingo 23 se celebró un banquete popular en los soportales del Colegio de Santiago Apóstol de Mieres. Más de quinientos comensales rodearon a Juanín, al que se le nubló la vista con lágrimas en el curso de la comida. Él sabía que todo era sincero, pero nunca creyó que sus amigos fueran tantos y su popularidad mereciese aquella movilización. Los núcleos asturianos repartidos por España enviaron su representación. El acto estuvo presidido, por el alcalde de Mieres, José María Álvarez, y con Juanín figuraban también en la presidencia Manuel Loring Guilhou, Felipe Bustamante, Ramón Antuña Montoto, Alejandro Pidal y Bernaldo de Quirós, así como otras personalidades. Juanín de Mieres agradeció a todo el mundo los actos a su estilo y de la mejor forma que sabía hacerlo, cantando con arrogancia y bravura de manera insuperable, sorprendente y magistral. A su lado cantaron los supervivientes de la mítica agrupación «Los Cuatro Ases»: «Cuchichi» y Miranda. Así fue sellado y afirmado el cariño y el afecto que Asturias sentía por este mierense.
Hola cielo muy interesante tu entrada
ResponderEliminarun beso desde mi Luna