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domingo, 10 de mayo de 2009

TRAS LA PUERTA: LAS PINTURAS NEGRAS DE GOYA



Con el nombre de Pinturas Negras se conoce la serie de catorce cuadros que pinta Goya entre 1819 y 1823 con la técnica de óleo al secco sobre la superficie de revoco de la pared de la Quinta del Sordo. Estos cuadros suponen, posiblemente, la obra cumbre de Goya, tanto por su modernidad como por la fuerza de su expresión. Una obra como Perro semihundido se acerca incluso a la abstracción; muchas otras son precursoras del expresionismo pictórico y otras vanguardias del siglo XX.


Los óleos fueron trasladados a lienzo en 1873 y actualmente se exponen en el Museo del Prado. La serie, a cuyos óleos Goya no puso título, fue catalogada por primera vez en 1828 por Antonio Brugada, quien las tituló por vez primera, con motivo del inventario que realizó a la muerte del pintor. Han sido variadas las propuestas de título para estas pinturas. La Quinta del Sordo pasó a ser propiedad de su hijo Javier Goya en 1823, año en que Goya, al parecer para preservar su propiedad de posibles represalias tras la restauración de la Monarquía Absoluta y la represión de liberales fernandina, se la cede. Desde entonces hasta fines del siglo XIX la existencia de las «Pinturas negras» fue escasamente conocida y solo algunos críticos, como Charles Yriarte, las describieron. En 1873, ante el inminente derribo de la finca, fueron trasladadas de revoco a lienzo por Salvador Martínez Cubells a instancias de Frédéric Émile d’Erlanger, un banquero belga, que tenía intención de venderlos en la Exposición Universal de París de 1878. Sin embargo, él mismo las donó, en 1876, al Museo del Prado.




Goya adquiere esta finca a orilla del Manzanares, justo enfrente de la ermita y pradera de San Isidro, en febrero de 1819, quizá para vivir allí con Leocadia Weiss a salvo de rumores, pues esta estaba casada con Isidoro Weiss. Era la mujer con la que convivía y quizá tuvo de ella una hija pequeña, Rosarito Weiss. Como en noviembre de ese año Goya sufre una grave enfermedad de la que Goya atendido por el doctor Arrieta (1820) es estremecedor testimonio. Lo cierto es que las Pinturas Negras fueron pintadas sobre imágenes campestres de pequeñas figuras, cuyos paisajes aprovechó en alguna ocasión, como en el Duelo a garrotazos. Si estas pinturas de tono alegre fueron también obra del aragonés, podría pensarse que la crisis de la enfermedad unida quizá a los turbulentos sucesos del Trienio Liberal, llevara a Goya a repintar estas imágenes. Bozal se inclina a pensar que efectivamente los cuadros preexistentes eran de Goya, debido a que solo así se entiende que reutilizara alguno de sus materiales; sin embargo, Glendinning asume que las pinturas «ya adornaban las paredes de la Quinta del Sordo cuando la compró». En todo caso, las pinturas pudieron haberse comenzado en 1820. La fecha de finalización de la obra no puede ir más allá de 1823, año en que Goya marcha a Burdeos y cede la finca a su hijo Javier, probablemente temiendo represalias contra su persona tras la caída de Riego.



El inventario de Antonio Brugada menciona siete obras en la planta baja y ocho en la alta. Sin embargo al Museo del Prado sólo llegaron siete. Charles Yriarte (1867) describe asimismo una pintura más de las que se conocen en la actualidad y señala que esta ya había sido arrancada del muro cuando visitó la finca, siendo trasladada a otra de Vista Alegre, que pertenecía al marqués de Salamanca. Muchos críticos consideran que por sus medidas y su tema, esta sería Cabezas en un paisaje (Nueva York, colección Stanley Moss). El otro problema de ubicación radica en la titulada Dos viejos comiendo sopa, de la que desconocemos si era sobrepuerta de la planta alta o baja; Glendinning la localiza en la de la sala inferior. Este detalle aparte, la distribución original en la Quinta del Sordo era como sigue:


* Planta baja: Se trataba de un espacio rectangular. En los lados largos existían dos ventanas cercanas a los muros cortos. Entre ellas aparecían dos cuadros de gran formato muy apaisado: La romería de San Isidro a la derecha, según la perspectiva del espectador y El Aquelarre a la izquierda. Al fondo, en el lado corto enfrentado al de la entrada, una ventana en el centro con Judith y Holofernes a su derecha y el Saturno devorando a un hijo a la izquierda. A ambos lados de la puerta se situaban La Leocadia (frente a Saturno) y Dos viejos o Un viejo y un fraile frente a Judith.



* Planta alta: De las mismas dimensiones que la planta baja, sin embargo solo tenía una ventana central en los muros largos, a cuyos lados se situaban dos óleos. En la pared de la derecha conforme se entraba se hallaban Visión fantástica o Asmodea cerca del espectador y Procesión del Santo Oficio más alejada. En el de la izquierda estaban Átropos o Las Parcas y Duelo a garrotazos sucesivamente. En el muro corto del fondo se veía Mujeres riendo a la derecha del vano y a la izquierda Hombres leyendo. A mano derecha de la puerta de entrada se encontraba El Perro y a la izquierda pudo situarse Cabezas en un paisaje.


Esta disposición y el estado original de las obras podemos conocerlos, además de los testimonios escritos, por el catálogo fotográfico que in situ llevó a cabo entre 1863 y 1873 J. Laurent por encargo del Museo del Prado en previsión del derribo de la casa de campo. Por él sabemos que las pinturas fueron enmarcadas con moldes de yeso clasicistas de cenefas, al igual que las puertas, ventanas y el friso bajo el cielo raso. Las paredes fueron empapeladas, como era costumbre en las residencias palaciegas y burguesas, con material procedente de la Real Fábrica de Papel Pintado promovida por Fernando VII. La planta inferior con motivos de frutos y hojas y la superior con dibujos geométricos organizados en líneas diagonales. También documentan las fotografías el estado anterior al traslado.



Hay consenso entre la crítica especializada en proponer causas psicológicas y sociales para la realización de las Pinturas Negras. Entre las primeras estarían la conciencia de decadencia física del pintor, más acentuada si cabe a partir de la convivencia con una mujer mucho más joven, Leocadia Weiss, y sobre todo las consecuencias de la grave enfermedad de 1819, que postró a Goya en un estado de debilidad y cercanía a la muerte que refleja el cromatismo y el asunto de estas obras.



Ubicación original de las Pinturas Negras en la Quinta del Sordo.



Desde el punto de vista sociológico, todo apunta a que Goya pintó sus cuadros a partir de 1820 —aunque no hay prueba documental definitiva— tras reponerse de su dolencia. La sátira de la religión —romerías, procesiones, la Inquisición— o los enfrentamientos civiles —el Duelo a garrotazos, las tertulias y conspiraciones que podría reflejar Hombres leyendo, una interpretación en clave política que podría desprenderse del Saturno: el Estado devorando a sus súbditos o ciudadanos—, concuerdan con la situación de inestabilidad que se produjo en España durante el Trienio Liberal (1820-1823) tras el levantamiento constitucional de Rafael Riego. Estos sucesos coinciden cronológicamente con las fechas de realización de estas pinturas. Cabe pensar que los temas y el tono se dieron en un ambiente de ausencia de censura política férrea, circunstancia que no se dio durante las restauraciones monárquicas absolutistas. Por otro lado, muchos de los personajes de las Pinturas Negras (duelistas, frailes, monjas, familiares de la Inquisición) representan el mundo caduco anterior a los ideales de la Revolución Francesa.


No se ha podido hallar, pese a los variados intentos en este sentido, una interpretación orgánica para toda la serie decorativa en su ubicación original. En parte porque la disposición exacta está aún sometida a conjeturas, pero sobre todo porque la ambigüedad y la dificultad de encontrar el sentido exacto de muchos de los cuadros en particular hacen que el significado global de estas obras sea aún un enigma. Así y todo, hay varias lineas interpretativas que convienen ser consideradas.


Glendinning señala que Goya adorna su quinta ateniéndose al decoro habitual en la pintura mural de los palacios de la nobleza y la alta burguesía. Según estas normas, y considerando que la planta baja servía como comedor, los cuadros deberían tener una temática acorde con el entorno: debería haber escenas campestres —la villa se situaba a orillas del Manzanares y frente a la pradera de San Isidro—, bodegones y representaciones de banquetes alusivos a la función del salón. Aunque el aragonés no trata estos géneros de modo explícito, Saturno devorando a un hijo y Dos viejos comiendo sopa remiten, aunque de forma irónica y con humor negro, al acto de comer. Además Judith mata a Holofernes tras invitarle a un banquete. Otros cuadros se relacionan con la habitual temática bucólica y la cercana ermita del santo patrón de los madrileños, aunque con un tratamiento tétrico: La romería de San Isidro, La peregrinación a San Isidro en incluso La Leocadia, cuyo sepulcro puede vincularse con el cementerio anejo a la ermita.




Desde otro punto de vista, la planta baja, peor iluminada, contiene cuadros de fondo mayoritariamente oscuro, con la única salvedad de La Leocadia, aunque viste de luto y aparece en la obra una tumba, quizá la del propio Goya. En este piso domina la presencia de la muerte y la vejez del hombre. Incluso la decadencia sexual, según interpretación psicoanalítica, en la relación con mujeres jóvenes que sobreviven al hombre e incluso lo castran, como hacen La Leocadia y Judith respectivamente. Los viejos comiendo sopa, otros dos «viejos» en el cuadro de formato vertical homónimo, el avejentado Saturno... representan la figura masculina. Saturno es, además, el dios del tiempo y la encarnación del carácter melancólico, relacionado con la bilis negra, en lo que hoy llamaríamos depresión. Por tanto la primera planta reúne temáticamente la senilidad que lleva a la muerte y la mujer fuerte, castradora de su compañero.


En la segunda planta Glendinning aprecia varios contrastes. Uno entre la risa y el llanto o la sátira y la tragedia y otro entre los elementos de la tierra y el aire. Para la primera dicotomía Hombres leyendo, con su ambiente de seriedad, se opondría a Mujeres riendo; estos son los dos únicos cuadros oscuros de la sala y marcarían la pauta de las oposiciones de los demás. El espectador los contemplaba al fondo de la estancia al ingresar a esta. De la misma manera, en las escenas mitológicas de Asmodea y Átropos se percibiría la tragedia, mientras que en otros, como la Peregrinación del Santo Oficio, vislumbramos una escena satírica. Otro contraste estaría basado en cuadros con figuras suspendidas en el aire en los mencionados cuadros de tema trágico, y otros en los que aparecen hundidas o asentadas en la tierra, como en el Duelo a garrotazos y el Santo Oficio. Pero ninguna de estas hipótesis soluciona satisfactoriamente la búsqueda de una unidad en el conjunto de los temas de la obra analizada.


La única unidad que se puede constatar es la de estilo. Por ejemplo, la composición de estos cuadros es muy novedosa. Las figuras suelen aparecer descentradas, siendo un caso extremo Cabezas en un paisaje, donde cuatro o cinco cabezas se arraciman en la esquina inferior derecha del cuadro, apareciendo como cortadas o a punto de salirse del encuadre. Tal desequilibrio es una muestra de la mayor modernidad compositiva. También están desplazadas las masas de figuras de La romería de San Isidro —donde el grupo principal aparece a la izquierda—, La peregrinación del Santo Oficio —a la derecha en este caso—, e incluso en El Perro, donde el espacio vacío ocupa la mayor parte del formato vertical del cuadro, dejando una pequeña parte abajo para el talud y la cabeza semihundida. Desplazadas en un lado de la composición están también Las Parcas, Asmodea, e incluso originalmente, El Aquelarre, aunque tal desequilibrio se perdió tras la restauración de los hermanos Martínez Cubells.




También comparten un cromatismo muy oscuro. Muchas de las escenas de las Pinturas Negras son nocturnas, muestran la ausencia de la luz, el día que muere. Así sucede en La romería de San Isidro, el Aquelarre o la Peregrinación del Santo Oficio, donde una tarde ya vencida hacia el ocaso y genera una sensación de pesimismo, de visión tremenda, de enigma y espacio irreal. La paleta de colores se reduce a ocres, dorados, tierras, grises y negros; con sólo algún blanco restallante en ropas para dar contraste y azul en los cielos y en algunas pinceladas sueltas de paisaje, donde concurre también algún verde, siempre con escasa presencia.


Si se atiende a la anécdota narrativa, se observa que las facciones de los personajes presentan actitudes reflexivas o extáticas. A este segundo estado responden las figuras con los ojos muy abiertos, con la pupila rodeada de blanco, y las fauces abiertas en rostros caricaturizados, animales, grotescos. Contemplamos el tracto digestivo, algo repudiado por las normas académicas. Se muestra lo feo, lo terrible; ya no es la belleza el objeto del arte, sino el pathos y una cierta consciencia de mostrar todos los aspectos de la vida humana sin descartar los más desagradables. No en vano Bozal habla de una capilla sixtina laica donde la salvación y la belleza han sido sustituidas por la lucidez y la conciencia de la soledad, la vejez y la muerte.



Poco sabemos hoy de esta Quinta y de las razones que llevaron a Goya a decorarla con pinturas tan peculiares tras adquirirla en 1819. La casa, situada en las afueras de Madrid, era una sólida construcción de dos plantas a la que Goya añadió una nueva ala para la cocina y otras dependencias. La casa tenía dos salas principales -de dimensiones 9 x 4,5 metros- situadas cada una en una planta distinta. Sabemos también que estas salas contaban con una decoración de temas rurales anterior a su compra por parte del artista.


¿Por qué decidió Goya cambiar esta alegre decoración por la inquietud e incluso horror de las "pinturas negras"? ¿Fue la desesperación tras la Guerra ? Poco probable. Estas pinturas fueron iniciadas una década después del fin de la misma, y Goya ya había realizado su particular "descargo pictórico" con Los desastres de la Guerra . ¿Fue su ya casi total sordera? ¿Su grave enfermedad que sufrió en 1819? Los motivos de esta decisión los desconocemos. Lo que si conocemos, pese a los daños sufridos al pasar estos frescos al óleo, fueron los resultados.


Lo primero que hay que decir es que -pese a la oscura fama que acarrean estas pinturas- no todas estas creaciones fueron tétricas o terribles. Cierto que hoy casi todo el mundo asocia las "pinturas negras" al Saturno devorando a su hijo o al despiadado Duelo a garrotazos , pero en el conjunto hallamos piezas en las que la ironía borra cualquier vestigio de horror - Dos viejas- o incluso la bella figura de La Leocadia , serena y elegante pese a su duelo. Además, las salas, con abundantes ventanas que se abrían a la campiña madrileña, debían recibir una iluminación importante, alejándolas de ser el tétrico lugar que muchos historiadores parecen sugerir.


La presencia de estos huecos en los muros marcó la distribución de los frescos en las salas. Mientras que la planta baja contaba con dos ventanas en cada una de las paredes mayores, la sala de la planta superior sólo contaba con uno. Esto permitió a Goya crear composiciones de enorme formato entre las ventanas de la sala inferior, mientras que en la sala superior se limitaba a dos frescos de tamaño algo menor a cada lado de la abertura. En las paredes menores, a cada lado de la puerta o ventana, e incluso sobre ellas, Goya realizó pinturas de menor tamaño que se relacionaban de alguna manera con sus hermanas mayores.


Dos grandes programas dominaban la sala inferior. En primer lugar, La romería de San Isidro aparecía acompañada por Judith y Holofernes y por el Dos ermitaños . Ese carnaval de rostros torturados que es La romería de San Isidro se ha interpretado de dos maneras: en primer lugar, como una visión retorcida de la popular fiesta madrileña que se celebraba a poca distancia de la Quinta del Sordo. Pero también hay quien la relaciona con la oscura fiesta romana de la Saturnalia , dedicada al dios romano Saturno. Dos ermitaños puede referirse a la desgraciada vida de los exiliados y empobrecidos tras la Guerra. Por su parte, el Judit y Holofernes hace referencia a una escena bíblica muy recurrida en la Historia del Arte. Curiosamente, esta pintura hace pareja con el Saturno devorando a su hijo , en la que también se nos muestra un cuerpo mutilado.



Opuesto a estas pinturas se situaba El Aquelarre. Esta era quizás la pintura más importante de toda la Quinta , aunque al ser pasada al óleo perdió gran parte de su extremo derecho (lo que provoca una extraña asimetría entre el espacio que queda a la izquierda del Gran Cabrón y el situado a la derecha de la joven sentada). La pintura, más que terrible, resulta desconcertante e incluso paródica. Resulta sugestivo comparar esta obra con aquella del mismo tema que Goya pintó en 1798 (Madrid, Museo Lázaro Galdiano) en la que la figura del macho cabrío, situada de frente al observador, es protagonista único de la composición, lo que no ocurre aquí. Este fresco estaba flanqueado por el desgarrador Saturno devorando a su hijo, quizás la más popular de las "pinturas negras", usada aún hoy en día como símbolo del horror y la locura.


Es posible que Goya conociera la versión del Saturno pintada por Rubens en 1636 (Madrid, Museo del Prado) pero decide apartarse de cualquier interpretación o símbolo mitológico para centrarse en la expresividad del rostro y la mueca, reflejando la crueldad del acto. Este anticipo expresionista es hoy en día la pintura que más reacciones de espanto provoca en el visitante al Museo del Prado.


Frente al horror explícito del Saturno se encuentra la serenidad de La Leocadia (llamada también Una manola: doña Leocadia Zorrilla), bella y guardando la compostura pese a su más que posible relación con la persona que descansa en la tumba situada a su lado. Parece ser que entre esta pintura y los Dos ermitaños, y situada sobre la puerta, se hallaba Un viejo y una vieja tomando una sopa.


Por cierto que como ante Goya es imposible mantener una visión objetiva, revelaré que Un perro es la obra que más me fascina de todas las llamadas "pinturas negras".


En la gran pared situada junto a esta pintura se hallaban dos grandes frescos: Visión fantástica (Asmodea) y Procesión del Santo Oficio. Asmodeo era en la mitología un demonio asesino de hombres a quien Goya representa -ignoramos el motivo- como una mujer que cubre parcialmente su rostro, mientras flota por los aires llevando consigo el horrorizado cuerpo de un hombre. Procesión del Santo Oficio, por su parte, es una valiente e irónica crítica a este infame tribunal.


Frente a estas dos grandes pinturas se hallaban otras dos: el terrible Duelo a garrotazos y la enigmática Las Parcas. La primera de ellas puede disputar al Saturno el título de la más terrible de las pinturas negras, pero en esta no hallamos el toque casi liberador de saber que la escena es fantástica o mitológica: este duelo es real, entre dos personajes anónimos, y sólo se resolverá por la inevitable muerte de uno de ellos. Se ha interpretado esta obra como una alegoría de la Guerra Civil. Contrastando con estas dos figuras trágicamente ancladas a la tierra, las figuras de Las Parcas flotan por el aire, al igual que lo hacían aquellas en Asmodea, situada -no por casualidad- enfrente a esta pintura.


En la pared menor del fondo de la sala superior se hallaban dos pinturas de formato vertical, de menor tamaño que las anteriores. Se tratan de Hombres leyendo y Mujeres riendo , obras menos terribles, aunque cromáticamente mucho más oscuras, que sus compañeras de sala.


En 1824, Goya abandonó la Quinta y partió hacia Burdeos, harto de la sociedad y la realidad española. “Quién no puede apagar el fuego de su casa se aparta de ella ", escribió poco antes de irse. La Quinta fue vendida y pasó por diversas manos, poniendo en peligro la integridad de las pinturas, hasta que en 1874, el entonces propietario de la Quinta, el Barón d'Erlanger, encargó al restaurador del Museo del Prado, Salvador Martínez Cubells, que traspasara los frescos a óleo. Las pinturas se expusieron en la Exposición Universal de París de 1878 y posteriormente fueron donaron al Museo del Prado en Madrid, donde se conservan hoy en día.





16 comentarios:

  1. Chico: Hay un refran que die que, nunca te acostarás sin saber una cosa más.
    Aunque ya soy muy mayor, me gusta seguir aprendiendo y esta referencia a Goya y a sus cuadros tan especiales es algo que hoy he aprendido contigo.
    Te saluda, Leonor

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  2. Las pinturas de Goya son impresionantes pero Las Negras mucho más!!! No sabía muchas de las cosas que hoy leí sobre ellas y su autor. Gracias por compartir toda esta información.
    Mientras leía me surgió la duda de si hoy habría que volver a pintar pinturas como estas. Hay tanta miseria, tantas muertes y a veces la vida la vemos tan negra...
    Saludos.
    Conchi

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  3. Very beautiful paintings!
    Goya was a great artist :)
    I saw some of his works in Spain...

    Good post, kisses and have a good week too.

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  4. Espléndido el estudio que sobre el genial "Goya"
    nos presentas. Interesante, ameno y muy detallado.
    No conozco absolutamente nada de técnicas de pintura pero ello no es óbice para que disfrute enormemente en la contemplación de sus cuadros.
    Algo así me sucede con la música que, aún no sabiendo distinguir un Re de un Sol, cuando escucho una bella sinfonía pueden llegar a humedecérseme los ojos al disfrutar de su belleza.
    Un saludo muy cordial.

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  5. HOLA QUERIDO MAESTRO
    VINE A DESEARLE UNA FELIZ SEMANA

    DISCULPE QUE NO HAYA VENIDO ANTES YA QUE IVA A CERRAR MI BLOG POR UN PROBLEMITA QUE TUVE

    PERO MIS AMIGAS ME DIERON ANIMOS Y AQUI ESTOY

    LE DEJO UN GRAN SALUDO Y HASTA PRONTO

    BESITOS

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  6. Gracias por este maravilloso informe sobre las Pinturas Negras de Goya.

    Abrazos,

    Ana Lucía

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  7. .
    También me gustó mucho el minino negro, "Maukie, sin embargo me tocó salir corriendo para salvaguardar a mi mousse...!

    besos,

    Ana Lucía

    .

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  8. Yo fui hace muchos años al Prado tenia yo 14 años y para entonces lo museos no eran una opción, a pesar de ello antendi a la explicación sobre Goya y Velazquez que nos hizo una chica del grupo dejandome con la sensación de que tendria que volver en algun momento. Interesante tu blog. Muas lansbury

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  9. Es un honor comunicarle que elegimos a su hermoso blog, para otorgarle "El Premio Blog Dorado"

    Saludos.

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  10. Hoy la oscuridad ha servido para iluminar la senda.
    Felicidades por tu blog. Es una pena que tanto gifs animado y tanto adorno y tan poco caudal que tiene la adsl entorpezca la visión.

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  11. ¡Que buena manera de quitarme lo simio e introducirme al homo sapiens! Gracias, todos los post son aleccionadores

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  12. Hola, interesante entrada y tu blog bello como siempre,esta semana ando de visita y de estreno al mismo tiempo. Hoy he abierto otro blog llamado Cuentos y Orquideas,como lo dice su titulo es solo de cuentos si gustan me encuentran en enlace con peregrino.Les mando un abrazo muy fuerte, mucha Luz y un gran cariño.

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  13. HOLA! MUCHISIMAS GRACIAS POR TU COMENTARIO EN MI BLOG!
    FUE INESPERADO Y LO AGRADEZCO DE VERDAD...
    UNA DESCENDIENTE DE VASCO-ASTURIANOS!TE SALUDA
    LIDIA GAVIÑA

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  14. Excelente la información. Mucho muy completa. Te felicito.

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  15. HOLA QUERIDO MAESTRO COMO ESTA ESPERO QUE BIEN

    VINE A DEJARLE UN SALUDO YA QUE SIENTO QUE USTED ME TIENE MUY OLIDADA
    OJALA Y SEA POR TRABAJO Y NO POR SALUD

    BUENO LE DEJO UN BESITO Y HASTA PRONTO

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