La balsa de la Medusa (1819) es una pintura romántica de Théodore Géricault que hace referencia al naufragio del barco francés "la Medusa" en la costa occidental africana en 1816.
Durante el trayecto hacia las costas de la colonia francesa de St. Louis (Senegal), el barco "La Medusa" queda varado en un banco de arena a más de 50 millas de la costa. La carencia de botes salvavidas suficientes para toda la tripulación y el pasaje, obligan a construir una enorme balsa que se sobrecarga con 149 personas que ya no cabían en los botes salvavidas. En un principio se intenta remolcar la balsa con el resto de los botes salvavidas, pero las grandes dimensiones de la misma lo impiden. A instancias de las autoridades civiles y los pasajeros de alta alcurnia que se encontraban a bordo de los botes, el capitán ordena cortar los cabos de remolque abandonando la balsa a su suerte, dejando a la deriva a 149 tripulantes.
Dos semanas después, la balsa es localizada por un navío francés. Sólo quedaban a bordo 15 personas vivas en condiciones deplorables. Posteriormente los supervivientes del naufragio acusaron de abandono a los aristócratas que componían la oficialidad, pudiendo además relatar la traumática experiencia que supuso permanecer cerca de 15 días en una balsa improvisada, teniendo que recurrir al canibalismo para poder sobrevivir. Debido a la presión popular y a la conmoción que supuso este drama para la sociedad francesa, Luis XVIII se vio obligado a instigar un juicio militar contra el capitán de "La Medusa" quien resultó condenado por negligencia y abandono de la tripulación.
El naufragio de la Medusa supuso un auténtico choque para la opinión pública francesa, de manera que la obra ha de ser situada dentro del escenario político, pues el escándalo que supuso el abandono a su suerte de gran parte de la tripulación por el egoísmo de la oficialidad aristocrática llegaría hasta el extremo de convertirse en un símbolo de denuncia de la corrupción borbónica.
La historia del barco francés "Medusa" fue uno de los sucesos más espeluznantes de Francia. El barco naufragó frente a las costas africanas y un pequeño grupo de los pasajeros sobrevivió gracias a una balsa. En mitad del mar, un barco de la marina francesa avistó a los náufragos pero no los recogió. Los supervivientes fueron presas del hambre, la sed, la insolación y las enfermedades. Murieron muchos y el resto sobrevivió comiendo los restos de los cadáveres. Finalmente, un carguero los encontró y devolvió a Francia. Su historia fue censurada por el gobierno, que impidió que se conociera en la prensa. Géricault realizó este cuadro para dar a conocer el hecho, y tras dos años en que se prohibió que lo expusiera la público, finalmente se ofreció al Salón Oficial y causó un tremendo escándalo social. Géricault planteó un cuadro de casi cinco metros de alto y más de siete metros de ancho. Hizo numerosos bocetos y estudios previos sobre cadáveres y restos humanos sacados de cementerios y ejecuciones públicas. La escena recoge el momento en que los náufragos avistan la fragata que no los recogerá. Los personajes componen toda una galería de las expresiones posibles, desde la desesperación más absoluta del anciano que da la espalda al barco, pasando por los primeros atisbos de la esperanza hasta llegar al entusiasmo desbordado de los hombres que agitan sus camisas al horizonte. La visión es completamente dantesca, con la balsa medio deshecha por el oleaje, los cuerpos de los muertos, putrefactos, mutilados, desperdigados por la balsa... Como dato curioso señalaremos que el joven hombre muerto que sostiene el anciano del manto rojo es el retrato de Delacroix, íntimo amigo de Géricault. A su vez, Delacroix le correspondió retratando a Géricault como uno de los muertos en el infierno que cruza su Barca de Dante. La Balsa de la Medusa fue el cuadro insignia del movimiento romántico francés, por su tono apasionado y tétrico, con el hombre desconocido como protagonista absoluto de la historia.
Composición
En la obra puede apreciarse una estructuración claramente piramidal, así como diagonales establecidas por uno de los lados del triángulo, de manera que los brazos de los tripulantes se extienden hacia una misma dirección, colaborando en el trazado de la diagonal. En la cúspide de la pirámide y extremo de la diagonal principal, está el punto de ánimo más intenso, en el que se ve a un hombre agitando con vigor un trapo con el objetivo de hacer señales hacia un supuesto barco que creen haber avistado en el horizonte. En el lado contrario de la diagonal, se encuentra el estado de ánimo opuesto, pudiendo apreciarse una figura envejecida con gesto desanimado y con total ausencia de esperanza, rodeado de los cadáveres de sus compañeros.
Este hombre está sosteniendo entre sus brazos a su hijo muerto, y es la única figura que parece mirar al espectador. Representa el drama, la desesperanza que nos mira directamente. Además, el autor le rodea de un manto de llamativo color rojo, con el objetivo de que sea la primera figura a la que prestemos atención al observar la pintura, de manera que el espectador, lo que primero ve es a un viejo totalmente abatido, y ha de seguir las diagonales ascendentes (trazadas por los maderos de la balsa y por los brazos extendidos de los tripulantes) para poder detenerse en la figura antagónica situada en el extremo opuesto, la cual representará la esperanza exaltada y cargada de energía (agita furiosamente un paño tratando de llamar la atención del barco).
También hay que destacar la situación de los elementos secundarios de la composición, pues el autor sitúa a esta pequeña balsa atestada de gente entre inmensas olas, y fuerza al espectador a buscar el barco que los náufragos creen haber divisado, pese a que el punto es tan confuso que no puede decirse con seguridad que sea un navío. Así pues, la esperanza se muestra incierta y lejana, y antagónicamente, se muestran unas olas amenazadoras y cercanas, que se distinguen con total claridad, y que vienen a representar la cruda realidad.
Otro detalle a tener muy en cuenta será el rudimentario velamen de la balsa, pues viene a señalar la dirección del viento, que dicho sea de paso, sopla en contra de la balsa, separándoles del supuesto barco al que hacen señales, es decir, alejándoles de lo que sería su salvación. El simbolismo es claro. La suerte y el azar (dirección del viento) sólo les depara un destino aún más trágico (impedir que salven la vida). Pese a ello, el joven situado en el extremo superior de la pirámide comba su cuerpo en contra del viento, oponiéndosele. En el otro extremo, el anciano está inclinado de manera que parece que ha sido vencido por el viento, y acepta su desastrosa dirección.
Hay que destacar que como obra modelo del romanticismo, tiene un predominio del color sobre el dibujo. Además, el autor muestra con un realismo macabro la escena, deleitándose en la anatomía resaltada de los náufragos, y componiendo las figuras a base de líneas en zig-zag y espirales.
Curiosidades
- Delacroix posaría para esta obra, pues era amigo del autor.
- La obsesión por el realismo llevaría a Géricault a amontonar cadáveres en su estudio para poder plasmar la muerte de la manera más fidedigna posible.
- Por otro lado, la pintura tiene un tamaño colosal, con casi 5 metros de alto y 7 metros de ancho, y Géricault habría de alquilar un estudio entero para poder realizarla.
- Todo el esfuerzo que dedica el autor se explica al pensar que quería sacar a la luz su obra cumbre, aquella que le representaría de cara al futuro. Y a pesar de los malos resultados que inicialmente tuvo en la exposición de 1819, la obra terminaría siendo la más representativa de Géricault, así como uno de los lienzos más famosos del romanticismo pictórico.
- La exposición del lienzo fue prohibida en su día en Francia y tuvo que exponerse en Londres.
- Aparece como ejemplo de conducta en la película La Ciudad de la Alegría, de Roland Joffé.
Película
La balsa de la Médusa (Le radeau de la Méduse) es una película francesa de Iradj Azmi (1998), Reparto: Jean Yanne, Daniel Mesguich, Alain Macé, Claude Jade, Philippe Laudenbach, Rufus, Laurent Terzieff.
Me encanta este cuadro....LOuvre
ResponderEliminarBonita historia, bonito cuadro y buena presentación.
ResponderEliminarHe guardado en mis imágenes este cuadro con el nombre del pintor, cuando tenga tiempo pasaré por wikipedia para encontrar más cuados del mismo pintor.
Gracias José Ramón
Con cariño en la distancia.
Leonor.
Este cuadro es lado bonito, pero al mismo tiempo izquierdo que tuve gusto si de saber historia
ResponderEliminarNamastê
No conocía ni la historia ni el cuadro, pero veo que sino es la aristrocracia, los que intentan devorarnos hoy y en muchos casos y lugares lo consiguen, también son poderosos.
ResponderEliminarSaludos
RBlanco
HOLA MI AMIGO! MUCHAS GRACIAS POR HABERTE HECHO SEGUIDOR DE MI BLOG!^^ AHORA BIEN, NECESITARÍA UN FAVOR ENORME DE T PARTE!! MIRA, LO Q TNS Q HACER ES ENTRARA MI BLOG, LEER ATENTAMENTE EL POS T ALLI TE VAS A ENTERAR DE TODO MAS DETALLADAMENTE, ¿SI? TE AGRADECERÉ MUCHO SI VOTAS POR MI, EN 1er LUGAR OBVIAMENTE;) AJAJ
ResponderEliminarSALUDOS! Y GRACIAS!
--LICHU--
(¯`°v°´¯)_
ResponderEliminar_(_.^._)__
♥ Buenas noches mi cielo, paso a dejarte un fuerte abrazo con cariño deseandote una buena noche que descanses.. Estrella...♥
gran y perturbadora obra.
ResponderEliminarMuy buen analisis de una obra. Exelente diria.
ResponderEliminarPasaré más seguido a leer nuevos trabajos.
UN abrazo
Una entrada excelente, sin lugar a dudas. Me encanta.
ResponderEliminarLe Regard.
Excelente presentación de esta obra, querido amigo. Resulta gratificante hallar sitios como este. Gracias por unirte a mi blog.
ResponderEliminarhola he disfrutado mucho de el relato sobre la historia de la pintura La balsa de la Medusa. no cnocia ni la pintura ni la historia que comapartes tan ampliamente. indagare mas sobre el tema, ya me resulto muy interesante.
ResponderEliminarte dejo mis saludos,enviados desde Monterrey, México.